La gravedad de un siniestro no viene determinada por la velocidad del vehículo previa a la colisión, sino por el cambio de velocidad que el vehículo experimenta y por la rapidez con la que se produce este cambio, es decir, por la deceleración, la cual viene determinada por la masa y la rigidez de los objetos que colisionan entre sí.
Según el principio fundamental de la física “la energía ni se crea ni se destruye, sino que se transforma”, durante la colisión parte de esa energía es absorbida por el vehículo que impacta, transformándose en energía de deformación del vehículo, y parte es absorbida por el objeto golpeado. Para detener un vehículo por completo, el impacto debe disipar toda esta energía.
El ocupante del vehículo está en peligro cuando la totalidad de la energía cinética no es absorbida por el frontal del mismo y el habitáculo de pasajeros comienza a deformarse, o bien cuando el habitáculo es muy rígido y entonces las fuerzas de la colisión provocan deceleraciones tan grandes en los ocupantes que pueden ocasionar lesiones graves.
Dependiendo del tipo de colisión, la estructura del vehículo, y en particular el habitáculo de seguridad, se comportará de un modo u otro, haciendo variar el riesgo para sus ocupantes.
Dentro de las colisiones frontales se pueden encontrar dos variantes: una colisión totalmente frontal, que ocurre cuando la totalidad del frontal del vehículo choca contra el objeto; y una colisión excéntrica o descentrada, que ocurre cuando no todo el frontal del vehículo choca contra el objeto.
En una colisión totalmente frontal, se puede observar que la estructura alcanza una menor deformación, puesto que la fuerza de la misma se reparte por toda la superficie del frontal y, por tanto, actúan todos los elementos resistentes de la estructura de igual forma. En estos casos, la estructura puede aguantar mejor la colisión, produciendo menores deformaciones con lo que el habitáculo de seguridad tiene un menor riesgo de verse afectado. Sin embargo, aunque el habitáculo no sufra grandes daños, no significa que los ocupantes tengan menor riesgo de lesiones ya que sufren grandes deceleraciones.
En una colisión excéntrica, la estructura del vehículo se ve sometida a un mayor esfuerzo, ya que toda la fuerza de la colisión se concentra en una zona más pequeña que en el caso de la colisión totalmente frontal. La energía de la colisión es absorbida por menos elementos resistentes por lo que sufren una mayor deformación, ya que los elementos del lado opuesto del choque no se ven afectados y no intervienen en el proceso de absorción de energía. Para que toda la energía sea absorbida por la parte del frontal, se emplean elementos cuya función es la de transmitir parte de las fuerzas al lado opuesto de la colisión, para que los esfuerzos se repartan entre ambos lados. De todas formas, aunque se repartan los esfuerzos, la mayor parte de la energía es absorbida por la zona donde se ha producido el choque. Debido a esto, en las colisiones descentradas la estructura se ve más afectada, aumentando la probabilidad de dañar el habitáculo de seguridad.
A simple vista es posible apreciar si el habitáculo de seguridad se ha visto afectado tras una colisión, observando si existe desplazamiento del montante del parabrisas hacia atrás, si en el techo o en el suelo aparecen pliegues y también si las puertas se han abierto, arqueado o desencajado de sus huecos.
Las carrocerías de los vehículos son diseñadas disponiendo de secciones que aportan una rigidez adecuada a la estructura para soportar las fuerzas mecánicas propias de la conducción, y con unos plegamientos o disposiciones previas en la conformación de los elementos que permitan, ante una colisión, absorber la energía del impacto y desviar la deformación del vehículo hacia zonas determinadas, para que la seguridad de los ocupantes sea lo más elevada posible.
Miryam Moya
http://www.miryammoya-perito-judicial.com/
Fuente imágen: caraccidentnew |
Según el principio fundamental de la física “la energía ni se crea ni se destruye, sino que se transforma”, durante la colisión parte de esa energía es absorbida por el vehículo que impacta, transformándose en energía de deformación del vehículo, y parte es absorbida por el objeto golpeado. Para detener un vehículo por completo, el impacto debe disipar toda esta energía.
El ocupante del vehículo está en peligro cuando la totalidad de la energía cinética no es absorbida por el frontal del mismo y el habitáculo de pasajeros comienza a deformarse, o bien cuando el habitáculo es muy rígido y entonces las fuerzas de la colisión provocan deceleraciones tan grandes en los ocupantes que pueden ocasionar lesiones graves.
Dependiendo del tipo de colisión, la estructura del vehículo, y en particular el habitáculo de seguridad, se comportará de un modo u otro, haciendo variar el riesgo para sus ocupantes.
Dentro de las colisiones frontales se pueden encontrar dos variantes: una colisión totalmente frontal, que ocurre cuando la totalidad del frontal del vehículo choca contra el objeto; y una colisión excéntrica o descentrada, que ocurre cuando no todo el frontal del vehículo choca contra el objeto.
En una colisión totalmente frontal, se puede observar que la estructura alcanza una menor deformación, puesto que la fuerza de la misma se reparte por toda la superficie del frontal y, por tanto, actúan todos los elementos resistentes de la estructura de igual forma. En estos casos, la estructura puede aguantar mejor la colisión, produciendo menores deformaciones con lo que el habitáculo de seguridad tiene un menor riesgo de verse afectado. Sin embargo, aunque el habitáculo no sufra grandes daños, no significa que los ocupantes tengan menor riesgo de lesiones ya que sufren grandes deceleraciones.
En una colisión excéntrica, la estructura del vehículo se ve sometida a un mayor esfuerzo, ya que toda la fuerza de la colisión se concentra en una zona más pequeña que en el caso de la colisión totalmente frontal. La energía de la colisión es absorbida por menos elementos resistentes por lo que sufren una mayor deformación, ya que los elementos del lado opuesto del choque no se ven afectados y no intervienen en el proceso de absorción de energía. Para que toda la energía sea absorbida por la parte del frontal, se emplean elementos cuya función es la de transmitir parte de las fuerzas al lado opuesto de la colisión, para que los esfuerzos se repartan entre ambos lados. De todas formas, aunque se repartan los esfuerzos, la mayor parte de la energía es absorbida por la zona donde se ha producido el choque. Debido a esto, en las colisiones descentradas la estructura se ve más afectada, aumentando la probabilidad de dañar el habitáculo de seguridad.
A simple vista es posible apreciar si el habitáculo de seguridad se ha visto afectado tras una colisión, observando si existe desplazamiento del montante del parabrisas hacia atrás, si en el techo o en el suelo aparecen pliegues y también si las puertas se han abierto, arqueado o desencajado de sus huecos.
Las carrocerías de los vehículos son diseñadas disponiendo de secciones que aportan una rigidez adecuada a la estructura para soportar las fuerzas mecánicas propias de la conducción, y con unos plegamientos o disposiciones previas en la conformación de los elementos que permitan, ante una colisión, absorber la energía del impacto y desviar la deformación del vehículo hacia zonas determinadas, para que la seguridad de los ocupantes sea lo más elevada posible.
Miryam Moya
http://www.miryammoya-perito-judicial.com/
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